martes, 8 de noviembre de 2016

Mi abuela la loca. [9]

Esta tarde voy donde mi abuela, la loca.
Me recibe siempre con un abrazo apretado y unos bombones de miel que me encantan.
Mi otra abuela no es tan chévere, nunca me tiene regalos ni sorpresas, se la pasa acostada viendo novelas en la televisión acariciando sus perritos.

Mi abuela la loca es muy conocida en el barrio, creo que fue una gran cantante cuando era joven. Cuando salimos al parque todos la saludan con respeto y la llaman por su apodo, ella siempre contesta con una sonrisa. Vamos siempre a la cancha de fútbol y mientras esperamos a mis amigos, ella juega conmigo.

Se para en el arco y yo pateo el balón desde media distancia. Siempre tengo cuidado de no patear muy fuerte, no quiero que le pase nada a mi abuela, aunque es muy buena arquera y a veces se tira al pasto y todo. Cuando me toca el turno de tapar, ella se quita los zapatos y juega descalza.

Mis amigos dicen que mi abuela está loca porque juega fútbol conmigo y, cuando no somos suficientes para completar dos equipos, ella juega con nosotros, casi siempre de arquero. Yo siempre juego de delantero, pero cuando ella está en mi arco, juego de defensa y trato de que nunca le metan un gol, aunque no siempre funciona.

Cuando llegan más amigos, mi abuela se pone sus zapatos y cede su puesto en el equipo y se va a sentar a las bancas bajo los árboles frondosos. Siempre llega alguien a conversar con ella, a veces señoras, a veces señores. Creo que mi abuela la loca tiene un pretendiente, un señor de pelo largo y barba blanca que siempre trae un termo con dos vasos y unos pitillos metálicos. Una vez Fernando me hizo probar el mate y casi me vomito. Pero Fernando me cae bien, no tiene la culpa que el té sea asqueroso. Mi abuelo vive en una isla en el Caribe, tiene otra esposa. Creo que por eso Fernando puede coquetear con mi abuela la loca.

En la casa de mi abuela la loca está el bisabuelo sentado en su sillón, se la pasa todo el día allí, frente a la puerta principal abierta hacia la calle, observando lo que pasa, controlando todo con la mirada. El bisabuelo se para de su trono, como le dice mi abuela, y se encierra en el baño media hora. No sé qué hace allí durante tanto tiempo, pero al rato regresa al sillón y se queda dormido. A veces mi abuela está triste, dice que el bisabuelo está muy cansado y que pronto dejará este mundo.

En la sala de la casa hay un cuadro con un árbol pintado y la foto de toda la familia, incluida la mía. Son cuatro generaciones, los bisabuelos arriba, mi abuela y todos sus hermanos en la segunda fila y en la tercera, mi papá y todos sus primos. En la cuarta fila estoy yo y algunos de mis primos, no han traído el resto de las fotos.

Una vez mi abuela me contó la increíble historia de cómo se habían conocido el bisabuelo y la bisabuela. Durante la segunda guerra mundial, un domingo, en los Jardines de Luxemburgo de París. Los domingos no tiraban bombas y la gente podía salir a los parques a tomar el sol, y ahí se conocieron. Mi abuela y mi abuelo también se conocieron en París, pero en una fiesta o en un bar, o algo así. Esa noche mi abuela no quería salir, pero su mejor amiga la sacó de la cama y el destino quiso que se encontrara con el abuelo. Y como si fuera poco, mi papá conoció a mi mamá también en París. Creo que mi papá forzó un poco el destino y se fue a vivir allá para repetir la historia del bisabuelo y de la abuela, y le funcionó. Cuando sea grande, también quiero ir a París y pasearme por los Jardines de Luxemburgo y subir a la Torre Eiffel.

Mis amigos dicen que mi abuela está loca porque se viste como una loca, pero a mi no me importa. Siempre anda con pañoletas largas en la cabeza y faldas largas y muchos collares colgados del cuello. Tiene una gran colección de pulseras y siempre se pone unas distintas, según el color de su falta. Mi abuela siempre huele a sándalo, tiene la piel suave y ojos negros que siempre parecen estar brillando cuando estoy con ella.

Mi abuela a veces saca unas castañuelas que tiene guardadas en un estuche color púrpura en el segundo cajón a la derecha de la cómoda de su cuarto, cerca de donde guarda los bombones de miel. Yo nunca he podido tocar esas conchas de madera, pero cuando mi abuela se las pone, suenan increíble, como si varias personas estuvieran tocando al mismo tiempo. Y se pone a cantar y a bailar para mí y para el bisabuelo. Es muy divertido.

Me gustan las sevillanas, sobre todo cuando Fernando trae su guitarra y la acompaña con la canción. Fernando me está enseñando a tocar guitarra porque las castañuelas es cosa de mujeres. Mi abuela la loca se parece a la gitana del cuadro que hay en su cuarto. Al bisabuelo también le cae bien Fernando porque toca guitarra, y a veces tocan juntos, aunque repiten la misma canción como veinte veces, no sé porqué.

En la casa de mi abuela la televisión siempre está apagada, solo la prenden muy tarde en la noche para que el bisabuelo pueda ver su programa de música antes de dormir.  Me gusta ir donde mi abuela la loca porque cocina muy rico, siempre hace lo que a mi me gusta. Por las mañanas, después del desayuno, nos ponemos a jugar hasta el mediodía.

A mi abuela le gustan los juegos con las letras y las palabras. Inventamos historias y yo hago los dibujos y luego los coloreamos. Todos los domingos me lleva a cine y cuando salimos de la película, vamos a la librería a comprar un libro para mí. A veces historietas, a veces libros sin dibujos.

Este fin de semana no pude ir donde mi abuela la loca porque el bisabuelo está en el hospital y se va a quedar varios días. Cuando me llamó por teléfono, dijo que el bisabuelo estaba bien, y que sentía mucho no poder estar conmigo, pero que el próximo fin de semana me tenía una sorpresa. Mi abuela la loca me quiere mucho, y yo la quiero mucho a ella, espero que el bisabuelo se reponga para poder ir a su casa.

2 comentarios:

  1. El título de este episodio fue tomado del libro "Mi abuela, la loca" del escritor chileno José Ignacio Valenzuela a quien descubrí recientemente. El libro, que me leí en "una sentada", es delicioso y altamente inspirador, y voy a ser sincero, de ahí surgió la idea de este blog y estos episodios. Espero que al "Chascas" no le moleste prestarme su título ;)

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  2. Que agradable lectura, te leo por un comentario tuyo en las columnas de Bayly.
    Tal parece que leeré mucho tambien por acá, Saludos desde Perú buen hombre

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